20.9.10

Recorriendo el norte de Portugal: Parte II - Apúlia

Justo antes de desviarnos hacia Braga, vemos la señal que indica la dirección a un lugar que nos atrae mucho: Apúlia.

Apúlia es un pueblecito costero con una playa amplia y rocosa, pero lo que hace de ella una localidad especial es que posee uno de los paisajes más bellos del litoral portugués. Junto a la playa, en una duna que se prolonga por un bonito paseo, se erigen varios molinos de viento de lo más quijotesco, zigzagueantes sobre la arena.
  

Resulta épico ver la silueta de estos pequeños gigantes junto al mar, como vigías del oleaje contemplando impertérritos el horizonte.



Los que accedan a Apúlia tendrán que salir de la autopista A28 que une Viana do Castelo con Oporto justo antes de la salida hacia Braga. Tomando el desvío, se va a parar a una rotonda en la que hay que tomar la señalización que indica 'hotel' para llegar hasta el pueblo de Apúlia. Una estrecha calle desemboca en la playa coronada por los molinos, con un parking gratuito hasta los topes en los días de verano.


Habría sido fabuloso disponer del tiempo suficiente para pararse a respirar el aire puro de semejante paisaje, pero sólo tuvimos el suficiente para hacer unas cuantas fotos antes de partir camino a Braga.


19.9.10

Recorriendo el norte de Portugal: Parte I - Viana do Castelo

Haciendo honor a aquello de que los últimos serán los primeros, el primer viaje de Metonimia nos lleva al último destino que he visitado: Portugal.


Es algo tan español despreciar al vecino que no es de extrañar que países con paisajes tan hermosos como Portugal y Francia sean menospreciados con adjetivos descalificativos o dichos como el que, en Galicia, reza eso de 'Portugués nin o can' ('Portugués ni el perro'). Es un hecho que, la mayoría de las veces, la ignorancia priva de disfrutar de cosas como las que Portugal ofrece, lejos de la imagen sucia y descuidada que muchos tienen del antaño paraíso de las toallas que es nuestro compañero de península.


En esta ocasión, a bordo de un coche que partía desde Galicia, nos hemos acercado al norte de Portugal, la zona que abarca desde las orillas del Minho a las del Douro, transladándonos, por unas horas, hasta el ambiente playero de las Beiras. El tiempo: tres días, un fin de semana, del 3 al 5 de septiembre de 2010.


Portugal queda tan cerquita de Galicia que hasta los propios gallegos se sorprenden. En aproximadamente una hora desde Santiago de Compostela se alcanza la frontera del país luso; eso sí, con una importante diferencia: la horaria. Portugal, como Canarias -como debiera también Galicia-, atrasa sus relojes una hora menos respecto a España.


Tenemos que llegar a Oporto antes de la noche, así que nuestra intención es recorrer algunos lugares que quedan desperdigados por el camino antes de llegar. Nuestro primer destino es Viana do Castelo, una localidad costera definida por la desembocadura del río Lima. El paisaje de Viana es coronado, desde lo alto, por la Basílica de Santa Luzia, lugar desde el que mirar a la costa escarpada que se abre camino más allá de la ciudad.
 

Vista de la Basílica de Santa Luzia en lo alto de la ciudad
Los visitantes express, como fuimos nosotras, deben condensar las atracciones turísticas de Viana para poder visitarla de la mejor forma posible. Para ello, lo más práctico es aparcar en el centro comercial Viana Shopping, emplazado junto a la estación de tren. Para los que viajen en coche a la ciudad, hay que tomar la dirección hacia el hospital y relativamente pronto aparecerá el centro comercial a nuestra izquierda. Para poder entrar en él es necesario primero pasar de largo y cambiar de dirección en la primera rotonda. Un giro a mano derecha y ya estamos en la calle por la que se accede al parking. La decisión de aparcar aquí es simple: está cerca tanto de la estación del elevador de Santa Luzia como del centro histórico de la ciudad.


Para llegar al elevador de Santa Luzia, nuestra primera parada, hay que cruzar las vías del tren, para lo que es necesario salir del centro comercial, cruzar ante la entrada principal de la estación ferroviaria y elegir entre el ascensor o los tramos de escaleras que llevan a la pasarela que da acceso al otro lado de las vías. Al salir, a unos pasos a mano derecha, está el elevador.




El funicular (elevador en portugués) hasta Santa Luzia parte cada treinta minutos y se puede coger tanto como para sólo ir como para ir y volver. El billete de ida y vuelta son 3 €uros. Del 1 de octubre al 31 de mayo abre de ocho de la mañana hasta las seis de la tarde. Del 1 de junio al 30 de septiembre el horario se prolonga hasta las ocho de la tarde.

El funicular de ida y el de vuelta parten a la vez
Después de siete minutos de trayecto, ya en lo alto del monte, la mayor atracción está clara. La basílica de Santa Luzia fue construida a principios del siglo XX tratando de emular al Sacré Coeur parisino a base de influencias bizantinas mezcladas con un neo-románico más portugués.



A pesar de que el exterior de la basílica no resulta demasiado prometedor, el visitante quedará impresionado por el cuidadísimo interior de la misma: una nave en planta de cruz griega con tres amplios rosetones e incluso una lámpara de cristal impropia de un templo cristiano, por no hablar de la cúpula decorada con frescos que conservan perfectamente todo su colorido (lógico, teniendo en cuenta la corta edad del templo).

La lámpara de cristal y uno de los rosetones

Detalle de la cúpula

En los alrededores de la basílica hay una pequeña reunión de vendedores de figuritas y fotógrafos, dotados de cámara y trípode, preparados para tomar una instantánea a la antigua usanza. A veces se ponen un poco pesados, pero lo normal es que sólo se dirijan a ti al pasar por su lado.




Las vistas desde el monte permiten ver la desembocadura del río Lima a su paso por Viana, así como la ciudad agolpada a sus orillas. Además, si el día lo permite, se intuye en la lejanía la costa que sigue en su camino hacia Oporto.




Antes de proceder a la bajada, un paseo por la parte trasera de la basílica permite conocer el ábside de la parte posterior, con una bonita arcada que marca el acceso al Museo de Arte Sacro, que contiene reliquias de la antigua ermita sobre la que se edificó el actual templo.




Tras él se ubica un merendero que permite disfrutar de una comida al aire libre en plena naturaleza. Para los que no lleven la comida preparada, en el monte hay una cafetería y un restaurante en los que reponer fuerzas por un módico precio.

Detalles del Monte Santa Luzia

Tomando de nuevo el funicular y de vuelta en la ciudad, no hay más que volver a la estación de tren para emprender el rumbo hacia el centro histórico, por la amplia calle (la Avenida dos Combatentes da Gran Guerra) que transcurre hasta la Plaza de la Libertad, enmarcada por un enorme arco rectangular.


Avenida dos Combatentes da Gran Guerra
Viana do Castelo es una de las pocas ciudades portuguesas entre las que visitamos con una buena señalización, por lo que no será difícil para el turista encontrar en una de las bocacalles de esta avenida un cartel indicativo que guía a los Antigos Paços do Concelho, a la turística Praça da Republica. Nosotras tuvimos la mala suerte de encontrarla invadida por un montón de sillas probablemente colocadas para un concierto o algo similar, así que éstas y el vallado que las rodeaba no nos permitieron disfrutar de esta bonita plaza como se debiera. En ella destacan dos edificios y la fuente que los acompaña.

Los Antigos Paços do Concelho, el antiguo ayuntamiento, es un palacete del siglo XVI declarado Monumento Nacional. Su curioso diseño, con almenas a la manera de un castillo y arcos ojivales que abren su silueta, hacen de él un precioso edificio. A día de hoy, se usa como sala de exposiciones.


Antigos Paços do Concelho
La Casa da Misericórdia es también del siglo XVI y tiene anexionada una iglesia del siglo XVIII. Destaca el contraste de los Antigos Paços do Concelho con este edificio, barroco y manierista al estilo italiano.

Chafariz y Casa da Misericórdia

La fuente o chafariz de la Praça da Republica data del siglo XVIII y suministraba agua potable a la población en aquella época. A día de hoy, es un punto de encuentro que muchos utilizan para sentarse y charlar. Nosotras no pudimos hacerlo por el maldito vallado...


Detalle de las calles que rodean la Praça da Republica
A sólo unos pasos de la Praça da Republica, por la calle que parte frente a la Casa da Misericórdia (Rua Sacadura Cabral), está la Sé de Viana do Castelo, tosca y robusta pero imponente en su simplicidad, como si las dos torres que coronan su fachada fuesen las de un castillo.



Del siglo XV, muestra influencias de la arquitectura gallega, sobre todo de la Catedral de Tui. La fachada es románica con influencias góticas y su interior puede visitarse todos los días hasta las seis de la tarde.


Detalle del pórtico de la Sé

Flanqueando la Sé en su lado izquierdo se encuentra la Casa dos Velhos, llamada así porque en ella residió João Velho, un ilustre navegante de Viana que solía viajar al Congo. Es del siglo XV y actualmente alberga la Asociación de Jubilados de la ciudad (muy oportuno).


La Rua do Poço, la calle que comienza justo frente a la portada de la Sé, desemboca en una pequeña placita, la Praça da Erva, que posee una fuente adosada a una de sus paredes. De nuevo, casualidades de la vida, la fuente se encontraba casi tapada al completo por una furgoneta cuyo dueño probablemente no sea muy considerado con el arte... Por la izquierda de la Praça sale la Rua do Hospital Velho, en la que se encuentra el lugar que le da nombre. El Hospital Velho fue construido en el siglo XV como hospital para peregrinos del Camino de Santiago. Actualmente es una oficina de turismo.


Volviendo a la Praça da Erva y tomando la calle que parte a mano derecha de la fuente (Rua da Picote), se llega fácilmente a la Avenida dos Combatentes da Guerra. No nos queda tiempo para más, ni para acercarnos a la orilla del río, así que nos vamos corriendo al parking.




Para los que quieran o tengan que recorrer Viana en tiempo récord, aquí les dejo un práctico mapa que elaboré antes de visitar la ciudad, con los tiempos estimados de recorrido.

(1) Elevador de Santa Luzia  (2) Basílica de Santa Luzia   (3) Praça da Republica
(4) Sé de Viana   (5) Casa dos Velhos   (6) Praça da Erva   (7) Hospital Velho

Salir de Viana es más fácil que entrar, así que nos encaminamos hacia el lugar por el que hemos entrado y tomamos dirección hacia nuestro siguiente destino: Braga.


Metonimia

No sé en qué momento de mi vida se me ocurrió hacer un blog de viajes... Pero aquí está, con un nombre extraño para un blog de este tipo que daba vueltas constantemente en mi cabeza. Cuando viajamos a lugares ajenos, es muy difícil capturar la esencia de lo que significa vivir en cualquiera de esos sitios. Todo aquello que guardamos, las cosas que se imprimen en nosotros de cada lugar, no son más que una metonimia, una asociación que hacemos, porque realmente sólo vivimos una parte que para nosotros es un todo, y vinculamos nuestra imagen de un rincón, de una ciudad, de un país, a esa experiencia.

Teniendo en cuenta que no llego ni a mileurista, en este blog no hay sitio para grandes lujos ni viajes de postín, y en casi todos ellos internet es la base de gestión para medios de transporte y hoteles. Así que mis viajes son una cuestión de aprovechar recursos, todo bien documentado en los dossieres de viaje que he hecho para cada uno de ellos y que cada vez van cogiendo más fama.

Quizá con la intención de que esos dossieres no caigan en saco roto, he decidido almacenar toda la información que recopilo antes de viajar con vistas a que sea útil para los pequeños viajantes que, como yo, quieren descubrir los paraísos que esconde el mundo. A los que naveguen por la red y acaben en este rinconcito, gracias por la visita, espero que sirva de mucho. Bienvenid@s a Metonimia.